miércoles, 2 de mayo de 2007

Concursante, el cine y la economía



Director: Rodrigo Cortés.

Intérpretes Principales: Leonardo Sbaraglia. Chete Lera, Miryam Gallego, Fernando Cayo, Myriam De Maeztu, Luis Zahera.

Argumento: Un profesor de economía, gana el premio gordo de un concurso.Son tres millones de euros, pero no en metálico, sino en bienes materiales: coches, casas, una avioneta... Al principio tanto él como su amada novia se las prometen muy felices, pero pronto comprobarán que no es oro todo lo que reluce. Su vida comenzará a ir al garete por esas minucias que tiene la letra pequeña y que ningún concursante se lee cuando concursa y nadie tiene ningún interés en comentarle.


Mi opinión: Muy esforzado primer trabajo de Rodrigo Cortés, que ya había dado muestras de su valía en el campo del cortometraje. Aquí, contra casi todo pronóstico, huye del convencionalismo narrativo, para contarnos una maquiavélica historia, llena de recovecos donde los resortes e hilos que mueven nuestras vidas sin que ni siquiera lo sospechemos, aparecen en forma de monstruos cotidianos que viven junto a nosotros dispuestos en cualquier lugar a despedazarnos.Cortés, cuenta la pesadilla de un ser humano normal y corriente, buena persona, que solo desea ser feliz, mezclando sabiamente, aunque de forma desigual, el humor con el drama. De esta manera, el primer tercio, aquél donde el protagonista, al modo de William Holden en "El crepúsculo de los dioses", nos cuenta el comienzo de su fin, mostrándonos su vida cotidiana, amigos y, sobre todo, familiares, es sencillamente prodigioso.Gracias a un ejemplar montaje y un vivísimo ritmo, nos deleitamos y reímos de lo lindo. Y más tarde, con algunos personajes, como el asesor fiscal (o algo así) al que acuden con el tiesto de regalo en la mano, simplemente nos descojonamos.Luego, con la aparición del personaje de Chete Lera (magnífico, una vez más) asistimos de forma rápida a un completo curso de microeconomía, que nos desvela, de forma en verdad pavorosa la realidad que vivimos cada día, económicamente hablando.Lastima, pero cosa lógica, que en los minutos siguientes todo sea irregular, con buenos momentos, como el registro a la casa del protagonista, con ese "zapateao" del mismo, con otros un tanto caóticos, donde Sbaraglia, que logra, en líneas generales, un excelente trabajo, se muestra un tanto desatado. Y al final, asistimos a un hermoso epílogo, magnificado por una bellísima música.Un epílogo que, por cierto, se perdieron la mitad de los espectadores de la sala en la que la vi, pues se fueron a todo correr como si se hubiese desatado un incendio. Ni lo entiendo ni nunca lo entenderé.No sé, la verdad, para qué va cierta gente al cine si no le interesa ni cómo finalizará verdaderamente la historia